En primer lugar, se sugiere realizar una consulta médica antes de viajar, ya que cada persona puede necesitar diferentes medidas preventivas en función de sus antecedentes médicos o los lugares que pueda visitar.
Las mujeres embarazadas y en edad reproductiva deben considerar y consultar con su médico, el riesgo de viajar a los lugares con circulación del virus zika, para evitar el riesgo de contraer la infección durante el primer o segundo trimestre de la gestación.
Para evitar las picaduras de mosquitos y por ello el riesgo de transmisión de dengue, zika y chikungunya, se recomienda que los viajeros usen ropa de colores claros, que cubra la mayor parte del cuerpo posible durante el día, mientras desarrollan actividades al aire libre; usen repelente sobre la piel expuesta y la ropa (renovando su aplicación cada tres horas).
Asimismo, se les recuerda que eviten en la medida de lo posible, exponerse al aire libre durante las primeras horas de la mañana y al atardecer, ya que en esos horarios hay mayor actividad del mosquito.
En este sentido, es importante que el calendario de vacunación esté al día y recibir las dosis necesarias al menos 10 días antes de la fecha de partida. Para los adultos, son contempladas como obligatorias las vacunas doble adultos (vacuna contra el tétanos y la difteria); contra hepatitis B: el esquema completo consta de 3 dosis; y la vacuna contra sarampión y rubéola (vacuna doble o triple viral). Para los adultos con factores de riesgo, o los mayores de 65 años, son necesarias las vacunas contra la gripe y contra neumococo.
Sin embargo, si durante las dos semanas posteriores al viaje se presentan síntomas como fiebre, dolor de cabeza (especialmente en la zona de los ojos), dolores musculares o articulares, manchas en la piel, náuseas y vómitos, la consulta al médico debe ser inmediata. Además, es importante no automedicarse con aspirinas, ibuprofeno o medicamentos inyectables, ya que pueden empeorar el cuadro.