El taller de talabartería es uno de los tantos que funcionan en la provincia, y que permite la inclusión de jóvenes con diferentes discapacidades, no sólo para aprender, sino también para enseñar.
Al frente de dos grupos, de siete alumnos cada uno, les enseña la técnica, apostando a la integración plena.
“La talabartería es lo que me gusta y disfruto hacer todos los días; ahora también puedo enseñar y transmitir mis conocimientos. Es algo excelente porque se promueve a la inclusión, que es a lo que apuntamos. El respeto de ellos con las herramientas y para conmigo es enorme. Yo tengo dificultades visuales y los chicos me facilitan mucho el trabajo”, indicó.
En cuanto a la importancia del taller, comentó que: “el hecho de hacer algo con nuestras manos, ayuda a la autoestima; ayuda a valorarnos como personas, a poder decir ‘esto lo hice yo’; y poder vender nuestro trabajo”.
Federici fue tallerista del centro para personas con disminución visual “Alen Simón”, de Choele Choel, y hoy cuenta con el acompañamiento de su maestro, Daniel Palacio, quien asiste a las clases para atender cualquier complicación que pueda surgir.