Evitar el sol es la mejor forma de prevención. Así también la educación sobre las medidas de protección solar.
El Instituto Nacional de Cáncer aconseja no exponerse al sol entre las 10 y las 16 cuando los rayos UV causan más daño; usar protector solar en todo el cuerpo (factor mayor a 30); utilizar ropa adecuada para protegerse del sol, como sombreros de ala ancha, anteojos, remeras de manga larga y evitar el uso de camas solares.
Es importante remarcar que los niños deben permanecer en la sombra con protector solar, ropa liviana y sombrero, evitando el sol directo y tomando abundante cantidad de agua potable.
Los bebés menores de seis meses no deben exponerse al sol en absoluto ni aplicarles protector solar. Ofrecerles con mayor frecuencia leche materna.
Detección temprana de cáncer de piel
Ante la aparición de la enfermedad, la detección temprana es determinante en el éxito del tratamiento. Si se detecta a tiempo, es curable.
Algunos signos de alarma son: aparición de bultos en la piel que crecen gradualmente en el tiempo. Manchas rosadas o rojizas, ásperas al tacto, que en un principio son planas y se vuelven cada vez más rugosas o escamosas. Se ven especialmente en la cara, en el dorso de las manos, en el labio inferior y en las orejas. Una lastimadura que no cicatriza a pesar de un tratamiento correcto. Una herida sangrante, costrosa, no provocada por un golpe o una raspadura. Un lunar que cambia de color, sus bordes se vuelven irregulares, es asimétrico y crece (generalmente de tamaño superior a 6mm). Un lunar que pica o se inflama.
Si se observa alguno de estos síntomas consultar inmediatamente a un profesional de la Salud.